Recuérdame siempre quien soy, ayúdame a mantener mi mal humor, ese que con solo una sonrisa haces que se esfume. Recuérdame que podemos ser todo lo que nos planteemos, sin salir de los límites en los que nos encontramos. Sé que harás que me sangren las manos, con tal de verme cambiar. Sé que viviremos encerrados queriendo escapar de la sociedad. Ahora que ya sabes porque soy como soy, solo puedo dejar que me ayudes. Ni mis palabras tienen sentido cuando pido ayuda a gritos. Un día, tu al menos, serás grande, si es que no lo eres ya. Y yo... bueno, si no consigo cambiar para bien, al menos tendré a alguien que me soporte. Gracias.