De niña te enseñaban a ver el mundo en formas geométricas y colores primarios. Era como si los adultos necesitaran equiparte con logros. Luego tenías que pasarte el resto de tu vida desaprendiéndolos. Ésa era la vida, hasta donde ella podía entender. Hacer que todo fuera simple los primeros diez años y, por ese hecho, todo fuera mucho más complicado en los setenta siguientes.



Dicen las historias que siempre queremos lo que no tenemos,
 y siempre, siempre, queremos más.

Trata de calmarme de una forma poco severa,
porque yo no puedo hacerlo sola.

Y al mismo tiempo que mejoro en algo,
empeoro en algo mucho más importante.

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