De niña te enseñaban a ver el mundo en formas geométricas y colores primarios. Era como si los adultos necesitaran equiparte con logros. Luego tenías que pasarte el resto de tu vida desaprendiéndolos. Ésa era la vida, hasta donde ella podía entender. Hacer que todo fuera simple los primeros diez años y, por ese hecho, todo fuera mucho más complicado en los setenta siguientes.




Trato de decorar las paredes a mi antojo, pero no me siento como en casa.
Intento ordenar cosas que tal vez, ni siquiera son mías.
Me quedo en la cama sentada o tal vez haga otras cosas, más que sentarme.
Ni tan siquiera puedo darme un baño de espuma, porque no estoy en mi casa.
Me gustaría volver del trabajo y ver a mi madre o a mi novio cocinando como cuando estoy en casa.
No me gusta escuchar las palabras 'Siéntete como en casa'.




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